OFBR 1a. Temporada 2023 | Programa V | Jorge Mester

Betuel Ramírez y Carlos Pabón


Betuel Ramírez y Carlos Pabón

ORQUESTA FILARMÓNICA DE BOCA DEL RÍO

JORGE MESTER, Director Artístico

 

Viernes 31 de marzo, 20 horas

Teatro Clavijero

 

PROGRAMA

 

GIOACHINO ROSSINI                             Obertura para “Guillermo Tell”

 

Duración aproximada: 12 minutos

 

WOLFGANG AMADEUS MOZART       Concierto para flauta y arpa en do mayor, K.                                                                  299

-Allegro

-Andantino

-Rondó – Allegro

Duración aproximada: 30 minutos

 

Solistas:

CARLOS PABÓN, flauta

BETUEL RAMÍREZ, arpa

 

INTERMEDIO

 

FELIX MENDELSSOHN                           Sinfonía No. 3 en la menor, Op. 56;

“Escocesa”

-Andante con moto - Allegro un poco agitato

-Scherzo - Vivace non troppo

-Adagio

-Allegro vivacissimo - Allegro maestoso assai

 

Duración aproximada: 37 minutos

 

JORGE MESTER

Director artístico

 

 

 

JORGE MESTER

Director Artístico de la Orquesta Filarmónica de Boca del Río

El maestro mexicano Jorge Mester es reconocido internacionalmente como un director de primer nivel, respetado por la excelencia y prominencia que aporta a toda organización que dirige.

En julio de 2006, fue invitado a regresar como Director Musical de la Orquesta de Louisville, cargo que ocupó con anterioridad durante doce años (1967-1979). Ha sido Director Musical de la Sinfónica de Pasadena durante veinticinco años (1985-2010) y Director Musical de la Filarmónica de Naples (2004-2012).

Mester es también Director Laureado del prestigioso Festival de Música de Aspen, que encabezó como Director Musical durante veintiún años a partir de 1970-1991. Como académico, se desempeñó como director del Departamento de Dirección de la Juilliard School, en Nueva York, durante la década de 1980.

Fue Director Titular de la Orquesta Sinfónica de West Australia, en Perth, y Director Principal invitado tanto de la Adelaide Symphony como de la St. Paul Chamber Orchestra. Fue Director Artístico de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México entre 1998 y 2002. Anteriormente, como Director Musical impuso su sello único en el Festival Casals de Puerto Rico.

Como director invitado se ha presentado al frente de la Boston Symphony Orchestra, Philadelphia Orchestra, Royal Philharmonic Orchestra de Londres, New York City Opera, Orquesta Sinfónica de Ciudad del Cabo, Orquesta de Cámara de Lausana (Suiza), Ópera de Sídney, Festival de Spoleto y la Washington Opera, por mencionar solo algunas.

En 1985 recibió el prestigioso Premio Ditson de dirección orquestal, que otorga la Universidad de Columbia por el impulso a la música americana. Otros ganadores de los premios Ditson incluyen a Leonard Bernstein, Eugene Ormandy y Leopold Stokowski.

Ha sido profesor de varias generaciones de directores, incluyendo a James Conlon, Dennis Russell Davies, Andreas Delfs, JoAnn Falletta y John Nelson. Además, ha impulsado desde el inicio de sus carreras a artistas que hoy cuentan con un sólido prestigio internacional como Midori, Renée Fleming, Nadja Salerno-Sonnenberg, Cho-Liang Lin y Robert McDuffie.

Como reconocimiento a su elogiable labor y notable trayectoria, se ha asignado su nombre a la Sala Principal del Foro Boca.

 

BETUEL RAMÍREZ

Arpista

La constante búsqueda de sí misma ha llevado a Betuel Ramírez Velasco hacia nuevos lugares; sus orígenes suenan como un eco en ella. Directora general del Festival Internacional MotivArpa, en México, sus ubicaciones académicas le han conducido a obtener el “Virtuoso Diploma” de Musical Arts, en Madrid, con la Maestra Annelen Lenaearts; Maestría por el Conservatorio de Ámsterdam, como alumna de Erika Waanderburg y Sandrine Chatrón, academista de la Orquesta Filarmónica de Los Países Bajos (2015), presentándose en recintos como el Royal Concertgebouw y Opera National and Ballet.

Su paso por la Facultad de Música en la UNAM, bajo la tutela de Baltazar Juárez, le hizo adjudicarse una merecida Mención Honorífica. La trayectoria de Betuel le ha llevado a obtener notables reconocimientos, como “Gran Talent” por el Conservatorio de Ámsterdam y concursos en que registró destacada participación: Harp Competition en Sandsted, Alemania (segundo lugar), ganadora del concurso Jóvenes Solistas UNAM (2011) y primer lugar en el Concurso Nacional de Arpa, México (2009 y 2007).

Viajera frecuente, ha llevado su arte interpretativo a lugares como Estados Unidos, Brasil, Argentina, Hungría, Alemania, Italia y Francia. En todos ha dejado un incuestionable testimonio de sus habilidades. En su país natal ha sido solista de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes, Orquesta Filarmónica de Boca del Río, Camerata de Coahuila, Orquesta de la UAEH y Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato, entre otras.

Actualmente funge como arpista principal de la Orquesta Filarmónica de Boca de Río y como Creador Escénico por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.

 

CARLOS ALBERTO PABÓN

Flautista

Originario de la ciudad de Caracas, Venezuela. Inicia sus estudios musicales a la edad de 11 años con la profesora María José León, en la escuela de música “Benito Canónico”. Posteriormente ingresa a la Orquesta juvenil “Ambrosio Plaza” y continúa sus estudios en el Conservatorio de Música “Simón Bolívar” siendo su profesor José García.

Carlos Pabón ha participado en clases magistrales con los maestros: Glenn Egner, María Gabriela Rodríguez, Peter Lukas Graf, Philippe Bernold, Davide Formisano, Jean Louis Beumadier, Michael Hassel, Alexa Still, Michael Debost, Jacques Zoon, Peter Verhoyen, Alberto Almarza, Julia Gallegos, Dennis Bleutau, Jacinte Forrand y Sussan Hoepnner.

En 2008, asiste al curso de verano “Domaine Forget”, en Quebec, Canadá. Ha sido miembro de la Orquesta Nacional de Flautas, Orquesta de Juventudes “Francisco de Miranda” y Orquesta Juvenil de Caracas. En el año 2009 ingresa a la Orquesta Filarmónica Nacional como flautista principal y en 2014 se incorpora a la Orquesta Sinfónica de Venezuela, desempeñándose en el cargo de Flautista Solista Asociado.

Culmina estudios de flauta en la Universidad de las Artes, en el año 2014. Se ha presentado como solista con la Orquesta Sinfónica de Juventudes “Francisco de Miranda”, Orquesta Filarmónica Nacional de Venezuela y la Orquesta Sinfónica de Venezuela.

A partir de septiembre del año 2019, forma parte de la Orquesta Filarmónica de Boca del Río, en la que actualmente se desempeña como Flautista Principal.

 

Nota al programa

 

GIOACHINO ROSSINI (1792-1868)

Obertura para la ópera “Guillermo Tell”

“Guillermo Tell” fue la última ópera escrita por el llamado Cisne de Pésaro, con libreto en francés basado en la obra de Friedrich Schiller que trata sobre vida y experiencias de un humilde leñador que, durante el siglo XIV y dada la brutal represión sufrida por el pueblo suizo, termina por convertirse en héroe durante las luchas de independencia.

Fue estrenada en París, el 3 de agosto de 1829, y fue la última ópera de Rossini, quien viviría durante casi cuatro décadas más, aunque sin dar a conocer más allá de un reducido listado de cantatas y música vocal. Ninguna de estas partituras alcanzó la estatura artística y celebridad de sus 38 óperas previas.

Esta Obertura es uno de los fragmentos de Rossini puramente orquestales que mayor celebridad han cobrado como pieza independiente del drama, en las salas de concierto. Inicia con un pasaje lento a cargo de los violonchelos, y el presagio de una tormenta en el leve redoble de timbales. Pronto la tempestad se desata, momento al que corresponde el primer enérgico tutti orquestal; sigue un pasaje de naturaleza bucólica con el corno inglés en interesante diálogo con la flauta. La sección final es la marcha de los soldados suizos, representada aquí mediante el famosísimo galope que alude la victoria de los suizos sobre la represión austriaca.

Esta pieza fue abiertamente elogiada por Héctor Berlioz, quien no mostraba preferencia por la música de Rossini, y de la misma Franz Liszt realizó una transcripción para piano, en 1838.

 

WOLFGANG AMADEUS MOZART (1756-1791)

Concierto para flauta y arpa, K. 299

Las creaciones de Mozart para flauta no son escasas ni intrascendentes. Su catálogo incluye dos conciertos y tres cuartetos con este instrumento, así como el Concierto para flauta y arpa que se ofrecerá en esta jornada. Este Koechel 299 se establece así, al lado del Concierto número 10 para dos pianos, en uno de los únicos dobles conciertos del Genio de Salzburgo, aunque se considera que la Sinfonía concertante para violín y viola con orquesta también lo es.

La obra que nos ocupa fue escrita en París en 1778, como respuesta al encargo procedente del duque de Guînes, un aficionado a la interpretación de la flauta cuyas habilidades habían sorprendido agradablemente al compositor. La hija mayor del duque fue, de acuerdo a la apreciación de Mozart, una arpista admirablemente dotada.

La ironía rodea la creación de esta partitura, porque Mozart había indicado claramente que la flauta no era de sus instrumentos predilectos y jamás había escrito algo para el arpa. En una misiva a su padre Leopold desde Mannheim, en 1778, redactó en torno de su “impotencia cuando me veo obligado a escribir para un instrumento que no soporto”, y su indiferencia hacia el arpa se debió a que le consideraba un artefacto de escasas posibilidades musicales.

Pero cuando decidió trabajar sobre el encargo del duque, el resultado fue una creación intensa y profundamente encantadora; un excelente ejemplo de música de salón en que es posible apreciar del todo la individualidad del compositor. Su escritura es límpida, con la transparencia que le era propia, y brillante sin llegar al virtuosismo extremo, aunque es de considerarse la exigencia en cuanto a elegancia técnica. De esta forma consolida una naturaleza formal que le emparenta con la Sinfonía concertante.

El primer movimiento se distingue por una sorprendente ilación de temas, con cantos plenos en dulzura y ligereza. El segundo, Andantino, es una graciosa serenata con participación de la cuerda en total sujeción a los planteamientos destinados a los solistas, mientras que el Rondó final presenta un tema que nos remite al tercer fragmento de la Sonata para piano K. 310, escrita también en París en 1778.

La conclusión es que se trata de una creación tan armoniosa y agradable que no corresponde a la posible reacción de un creador que no mostraba simpatía alguna por los instrumentos empleados. He aquí al Mozart secreto e inimaginado.

 

FÉLIX MENDELSSOHN (1809-1847)

Sinfonía No. 3, “Escocesa”

Pese a su número en la publicación de las sinfonías de Mendelssohn, la 3 fue la última que escribió y se le considera el producto de una serie de experiencias conjuntadas a lo largo de un importante período en la breve vida del compositor. La inspiración inicial se produjo durante un viaje hacia Escocia, que le permitió conocer las leyendas impregnadas de magia de aquellas tierras tan gélidas como fascinantes.

Doce años habrían de transcurrir desde aquel viaje hasta la conclusión de la Sinfonía que hoy conocemos con la denominación de “Escocesa”. La partitura quedó terminada el 20 de enero de 1842 y el estreno se realizó el 3 de marzo de aquel mismo año, en la ciudad de Leipzig, con la Orquesta de la Gewandhaus dirigida por el autor. Un poco más tarde, el 13 de junio de 1842, Mendelssohn la dirigió con la Filarmónica de Londres y tuvo oportunidad de observar la aceptación que el público británico prodigó a su creación.

Pero el proceso fue tan largo como complicado. Con frecuencia decaído en su ánimo a causa de amargas experiencias profesionales y familiares, Mendelssohn enfrentaba dificultades para concretar musicalmente sus impresiones; escaseaban las ideas para avanzar en la composición y los trazos que iniciaba eran seguidos casi de inmediato por una serie de correcciones. Finalmente, los destellos de lucidez emocional le permitieron encadenar aquellos fragmentos y concluir la partitura en cuatro movimientos, que deben interpretarse sin división evidente entre uno y otro.

La Sinfonía “Escocesa” es, así, un discurso único y de contundente cohesión que discurre con fluidez de principio a fin, en una serie de temas que se hermanan entre sí a partir de una introducción que se erige desde el inicio mismo como poderoso factor unitario. En esta misma introducción ––Andante con moto– se define la atmósfera del primer movimiento, mediante un ensamblaje instrumental en tono menor, oscuro y denso, que parece describir los helados paisajes marinos que el músico conoció en el viaje referido. A lo largo de la sinfonía, los amplios esquemas melódicos se combinan con dibujos armónicos contrastantes que dan la idea de los claroscuros propios de un pedazo de mundo en que el mar eternamente embravecido golpea insistente unas costas tapizadas de notorio verdor.

El paso del tiempo no resta atractivo a la Sinfonía “Escocesa”, y aún hoy no son pocos quienes la escuchan por vez primera y resultan sacudidos en su capacidad de asombro por una obra de intensa espiritualidad y sentido de la exquisitez. Toda la razón asistió a Richard Wagner cuando, luego de asistir a una interpretación de la Sinfonía, dijo de ella que “es la obra de un paisajista de primer orden; un arte musical sorprendentemente perfecto”.

 

Jorge Vázquez Pacheco.